Se siente tierra en los pies, pero no es tierra porque se siente fina y si efectivamente es arena porque ahora estamos en la playa con un atardecer marino, puede escucharse el leve sonido del mar, se ve la espuma que dejan las olas al retirarse de la playa, a lo lejos quizá el canto de una gaviota que cruza el cielo naranja y poco a poco la inmensidad de la noche empieza a caer, las estrellas comenzaran a aparecer sobre el cielo azul casi morado.
Una nube pasa por encima de nosotros como una oveja que perdió su rebaño, el cielo cada vez se llena de estrellas y parece que en ciertos momentos caen estrellas fugaces que cortan el horizonte, será mejor que pidas un deseo cuando veas una porque quizá ya no caigan más, las estrellas están más brillantes, realmente es un cielo estrellado, pero nada se compara con lo que está en medio del cielo, una hermosa y radiante media luna que alumbra la playa, tal vez sea la más hermosa que haya visto.
Dicen que la luz de la luna es mágica que muestra las cosas tal y como son, y parece que están en lo cierto, porque me ha mostrado que la dama que está a mi lado no es más ni menos que la princesa Luna la cual baja a la tierra y permanece en ella durante unos cuantos días para después subir otra vez y no regresar si no hasta los próximos 10 años, al verla no puedo de dejar de admirar su increíble belleza y con manos temblorosas tomó sus manos y la miro fijamente a sus ojos que en los cuales con la luz de la luna puedo verme en ellos. A
Al darse cuenta de mi fascinación se levanta sosteniéndome la mirada, poco a poco el oleaje del mar detendrá su ritmo, el viento también se detendrá, los cangrejos parados en la playa, y la princesa pasa su mano por mi mejilla y sin decir una palabra empieza a elevarse con la luz de la luna, mi mano deja la suya y ella comienza a desvanecerse a lo lejos.
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